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El jubileo de don Raúl Vera

enero 2, 2013

Bishop Raul Vera Lopez

El jubileo de don Raúl Vera

Bernardo Barranco V.

Raúl Vera López, titular de la diócesis de Saltillo, celebra el vigésimo quinto aniversario de su consagración como obispo en aquel lejano 6 de enero de 1988. En Saltillo, la diócesis organizará el Jubileo episcopal bajo el lema: Construyendo la Iglesia profética, con la fortaleza del Espíritu respondemos a los signos de los tiempos. Lo acompañarán con sendas conferencias y testimonios, entre otros: Jon Sobrino, SJ; Gustavo Gutiérrez OP; Jesús Espeja OP; Clodomiro Siller, Javier Sicilia y nuestro compañero de esta casa editorial, el valiente sacerdote Miguel Concha OP. Los festejos se realizarán este viernes 4 y sábado 5 de enero. Recordemos que Vera recibió el Premio Rafto 2010, otorgado por la Fundación Rafto por su compromiso en la defensa de los derechos humanos y que fue uno de los cuatro finalistas al Premio Nobel de la Paz 2012.

Fray José Raúl Vera López OP nació en Acámbaro, Guanajuato, el 21 de junio de 1945. Originario de una zona muy católica y de una familia modesta, emprendedora, con vocación por el conocimiento y el servicio. Don Raúl recuerda a su madre atenta a su pequeño, pero potente radio de onda corta, escuchando las noticias del mundo que transmitían Radio Francia Internacional, La Voz de América, Radio Moscú.

El niño Raúl soñaba con ser bombero. Con seis hermanos, vive una infancia feliz entre papalotes, futbol y bicicletas al lado especialmente de su hermano Carlos. Inquieto y travieso, es apodado El Rojo por el tono de su cabello pelirrojo. A los 17 años, con apoyo de sus hermanas, viene a estudiar la universidad a la ciudad de México a inicios de los años sesenta, en el apogeo del rocanrol. Alternaba su estancia en las instalaciones nuevecitas de la Facultad de Ingeniería, en Ciudad Universitaria, y el Centro Cultural Universitario (CUC), manejado por los dominicos y que aún opera.

Raúl Vera no solo apoya el derecho de los pueblos indígenas sino el trabajo pastoral  de treinta años de don Samuel Ruiz

Raúl Vera no solo apoya el derecho de los pueblos indígenas sino el trabajo pastoral de treinta años de don Samuel Ruiz

Es importante destacar que Raúl Vera es uno de los raros obispos con una formación universitaria secular. Entre sus principales mentores en aquellos años juveniles destacan el biblista Manuel Jiménez; Alex Morelli, cura obrero francés, y el fundador de la parroquia universitaria, Agustín Désobry.

A diferencia de la mayoría de los obispos mexicanos que ingresaron a la Iglesia entre los 13 y los 16 años de edad, casi unos niños, Raúl Vera ingresa al seminario una vez concluida su carrera universitaria, a los 23 años. Son datos no menores, porque si bien él es eclesial e institucional, tiene la virtud de no ser clerical. Vera se tituló de ingeniero químico en la Universidad Nacional Autónoma de México. Era un estudiante que no se perdía las marchas estudiantiles y vivió una doble politización: la universitaria y la católica. Su opción sacerdotal está marcada socialmente por el 68.

La Orden de Predicadores, frailes dominicos, lo hace estudiar filosofía en México y teología en Bolonia, Italia (1968-1976). Fue ordenado sacerdote por el papa Paulo VI el 29 de junio de 1975 y funge como capellán de estudiantes de la UNAM (1976-1981 y  1985-1987). En enero de 1988 asume la diócesis de Ciudad Altamirano para reorganizarla y, sobre todo, destrabar las agudas tensiones del clero. Sin embargo, su encomienda más delicada fue sin duda su nombramiento de obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el 15 de agosto de 1995.

Vera fue transferido a San Cristóbal de las Casas gracias a la acción del entonces nuncio Girolamo Prigione, quien hacia 1993 estuvo a punto de remover a Samuel Ruiz. Amenazado por la curia vaticana, el levantamiento zapatista en 1994 cambió el contexto, así como la solicitud en ese momento de Manuel Camacho Solís, comisionado para la paz en Chiapas; estos hechos fueron determinantes para sostener al obispo rebelde por ser pieza clave en la negociación entre el EZLN y el gobierno. Por tanto, Raúl Vera se incorpora a San Cristóbal con una tarea precisa: neutralizar el liderazgo de don Samuel Ruiz y demoler su trabajo pastoral con los indígenas.

Raúl Vera queda conmovido por los testimonios de fe de los pueblos indígenas, así lo ha revelado, y  desde el inicio expresa su abierta indignación ante la marginación y a la represión gubernamental; avala el trabajo pastoral de la diócesis, la postura de defensa de la cultura y los derechos indígenas y, sobre todo, reconoce públicamente la trayectoria y el trabajo pastoral de treinta años del obispo Samuel Ruiz.

El obispo Vera se ha solidarizado con muchas causas sociales, entre ellas, la que encabeza Javier Sicilia

El obispo Vera se ha solidarizado con muchas causas sociales, entre ellas, la que encabeza Javier Sicilia

La curia vaticana no lo perdona y, pese a tener derecho de sucesión, lo transfiere a la diócesis de Saltillo el 30 de diciembre de 1999, decisión que Vera acata con disciplina. Ahí desarrolla no sólo la opción por los excluidos, la justicia, particularmente a mineros y migrantes, sino que a través de una pastoral integral  abre su atención a grupos de homosexuales.

Ha sufrido el doble embate de la derecha: la política, incómoda por sus posturas críticas, y la derecha religiosa, que se escandaliza con sus aperturas pastorales. Sectores afines al Yunque lo han amenazado y denunciado, reclamando: queremos un obispo católico. Roma, haciendo caso de rumores, lo llama en septiembre de 2011 a aclarar especialmente su relación con la comunidad gay. Sin embargo, don Raúl no se deja amedrentar y continúa su trabajo.

Ha sido un severo crítico del poder. A Felipe Calderón le increpó que había fallado como católico. Ha sido el actor religioso que con mayor severidad ha cuestionado a Peña Nieto y el regreso de prácticas autoritarias, de impostura y corrupción del PRI.

Raúl Vera es heredero de los mejores obispos posconciliares de América Latina, como Hélder Cámara y Óscar Arnulfo Romero. Inquieto, hiperactivo e infatigable, Raúl Vera es el mejor obispo que tiene hoy la Iglesia mexicana, sin duda alguna. Ha sido valiente y generoso, ha levantado numerosas controversias dentro y fuera de la Iglesia. Su jubileo es una celebración que tiene raíces en el antiguo testamento, una fiesta pública, solemne y significativa. Va, pues, nuestro reconocimiento por estos años de compromiso cristiano

La Jornada, miércoles 2 de enero de 2013

Al final Calderón busca culpar a Dios de su gran fracaso

diciembre 1, 2012
¿Lo perdonara Dios?

¿Lo perdonara Dios?

Al final Calderón busca culpar a Dios de su gran fracaso
El adiós
*Aspiro a un México de paz, dijo en 2006, pero dejó el país sembrado de cadáveres: Salmerón
*Su peor herencia es haber abierto el camino de retorno al PRI y sus vicios
Por Claudia Herrera Beltrán
Periódico La Jornada
Viernes 30 de noviembre de 2012, p. 2
Perseguido por la duda del triunfo electoral, Felipe Calderón siguió en el décimo día de su gobierno un camino sin retorno: declaró la guerra a la delincuencia en busca de legitimidad. Con una elevada cuota de sangre, la peor derrota de su partido a cuestas e incumplidas varias promesas, devolverá la banda presidencial al PRI con un discurso que, según analistas, busca la exculpación. Me hubiera gustado hacer mucho más… pero Dios sabe por qué pone a determinadas personas en determinadas circunstancias, expresó hace unos días. Lejos de aquella máxima de Manuel Gómez Morín –el fundador de su partido–, quien en 1939 advirtiera a los primeros panistas: el mal no es fatal. No es cierto que los males que aquejan a México sean una parte ineludible del destino nacional; derivan de actos positivos o de omisiones del Estado. Omisiones o yerros de los que el presidente Calderón parece no asumir su responsabilidad, afirma Bernardo Barranco, estudioso de las religiones, quien analiza las recientes invocaciones del Ejecutivo a una divinidad como responsable de los males del país. Usa la providencia, a Dios, el destino superior, para justificar su gran fracaso, porque sabe que va a ser muy mal juzgado.
También traicionó sus raíces
Postura distinta a la que planteó el 13 de diciembre de 2006 en Huehuetoca, estado de México, cuando selló su perenne alianza con la plana mayor del Ejército, la Marina y la Secretaría de Seguridad Pública, que junto con el PRI le garantizaron poder jurar como presidente en el recinto de San Lázaro después de las impugnadas elecciones de 2006.

Don Luis Calderón Vega

Don Luis Calderón Vega

Creo firmemente que todos los mexicanos, a pesar de la adversidad, podemos construir una nación de libertades. Aspiro a que nuestro México sea una nación de orden, de paz, de libertad, de justicia, de democracia, un México más seguro, ofrecía antes de lanzar personalmente el Operativo Michoacán, vestido con una holgada casaca y gorra militares, instantánea que marcó su Presidencia.

Un México que después de seis años está sembrado de miles de cadáveres, fruto de una estrategia equívoca, explica Pedro Salmerón, historiador y académico del ITAM, al plantear que aplicó criterios contrarios a los mecanismos internacionales de lucha contra el crimen organizado y tuvo absoluta insensibilidad frente a los deudos; lo opuesto al humanismo del PAN. Porque Calderón deja Los Pinos habiendo traicionado también sus raíces católicas, familiares y partidistas, explica Barranco. “El problema es que es el hijo desobediente. Jamás abrazó las tesis  cristianas de su padre Luis Calderón Vega ni de su maestro Carlos Castillo Peraza. “Se dejó llevar por el glamour de la clase política pragmática, negociadora, cortoplacista, de los intereses de grupo, amante de la imagen, mientras los panistas históricos eran católicos conservadores, pero de principios”.
Respaldado en una religiosidad epidérmica –como la define este sociólogo–, Calderón ha esgrimido que los males o parabienes del país son casi obra divina. Cuando el virus de la influenza paralizó el país por decisiones tomadas desde su escritorio arguyó:enfrentamos no a cuatro jinetes del Apocalipsis mencionados en la Biblia, sino a cinco: la crisis económica, la violencia desatada por el crimen organizado, la peor sequía, la mayor caída en la producción de petróleo y la influenza (como símil de la peste). Y a medida que se acercaba el fin de su gestión dicho argumento se hizo más presente en sus discursos. Salimos avante gracias a Dios, manifestó hace un mes. Afortunadamente, gracias a Dios hemos podido salir adelante de muchos graves problemas que México enfrentó, diría el 11 de agosto en el estado de México. Y en el balance presentado el 1º de diciembre de 2011 enumeró las crisis afrontadas con la frase: Dios sabe por qué hace las cosas.

Felipe Calderón no fue discípulo de su padre ni de su mentor Carlos Castillo Peraza

Felipe Calderón no fue discípulo de su padre ni de su mentor Carlos Castillo Peraza

Para entonces, hasta sus más allegados se valían de esos planteamientos para justificar la situación del país. Su esposa, Margarita Zavala, oró para tocar el corazón de los violentos, y Roberto Gil Zuarth causó polémica cuando al dejar Los Pinos para dirigir la fallida campaña de Josefina Vázquez Mota señaló: suelo pensar que si una fuerza superior, la mano invisible del destino o Dios, ha puesto a prueba el carácter de esta nación, incluso hasta desafiar las leyes de la probabilidad, esa fuerza, ese destino o Dios, ha tenido el cuidado, la generosidad de prestarnos al mejor presidente de México.

A decir de Barranco, esas insistentes referencias parecen provenir más de un Calderón pragmático con poses retóricas que de un hombre de fe filosófica o erudita, quien finalmente enfrentó la violencia con violencia, el fuego con fuego, y eso no está en la lógica del humanismo integral ni del panismo histórico.
En septiembre de 2011, el michoacano se mostró preocupado por cómo iba a aparecer en los libros de historia, y anticipó: probablemente voy a ser recordado por el tema de la violencia, y probablemente con mucha injusticia. Era la mañana del 23 de junio en el castillo de Chapultepec, durante su encuentro con el poeta Javier Sicilia y otras víctimas de la violencia, a quienes abrazó después de haber sido criticado por mostrarse frío meses antes frente a las lágrimas de María de la Luz Ávila, madre de dos jóvenes muertos en Villas de Salvárcar, a quienes él erróneamente llamó pandilleros. Ella resumió el dolor de miles de víctimas.
Escudado en que había fallas en su política de comunicación que provocaban percepciones erradas, hizo espots, diálogos y hasta el documental Royal Tour para mostrar un México en paz, pero siguieron creciendo la cifra de muertos y las acusaciones de violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas federales. Además, aprovechó la lucha contra el narcotráfico para perseguir a opositores políticos. El gabinete calderonista fue otro talón de Aquiles no reconocido por el Presidente, pero que al final se tradujo en 24 cambios, más que los hechos por Ernesto Zedillo, quien tenía el récord de 23 en las últimas cinco administraciones.
Rodeado de inexpertos
Bajo la premisa de rodearse de leales, aun al costo de la inexperiencia, encomendó los principales cargos a jóvenes ex colaboradores de la campaña, quienes al llegar al poder parecieron más preocupados por su imagen que por el servicio público. Varios se sometieron a costosas dietas que luego abandonaron; estrenaron casas, lujosos carros y andaban gustosos entre escoltas. A la postre, aquel grupo compacto se dividió por las pugnas y la fatalidad combinada con errores: dos secretarios de Gobernación amigos del Presidente muertos en accidentes aéreos: Juan Camilo Mouriño (por el que parecía inclinarse la balanza para que fuera el sucesor en Los Pinos) y José Francisco Blake Mora, además de Alonso Lujambio, el ex secretario de Educación, quien enfermó gravemente y falleció. Esa predilección por colocar a sus allegados en puestos clave llevó a Germán Martínez y César Nava a la dirigencia del partido y a ser señalados como los iniciadores de la debacle del PAN.
La fe de Felipe Calderón esta en el glamur del poder

La fe de Felipe Calderón esta en el glamur del poder

Arreciada la confrontación interna, Gustavo Madero –quien no es calderonista– tomó el timón del barco, pero la derrota parecía inminente ante la popularidad del priísta Enrique Peña Nieto y el crecimiento que tuvo Andrés Manuel López Obrador. Además de que hundió a su partido en el tercer lugar, la peor herencia que deja es haberle abierto el camino de regreso a un PRI con vicios del viejo y los adquiridos recientemente, añade Salmerón. Mientras, en las filas del panismo persisten las sospechas de que el Presidente negoció desde 2006 con eltricolor para devolverle la silla presidencial.
La hipótesis de la politóloga Soledad Loaeza es distinta. “El mandatario se preguntó: ‘¿con quién quiero perder? ¿Con Josefina o con Cordero?’, y al final brindó un apoyo débil a Vázquez Mota, porque no creía que fuera buena candidata”. Para la académica del Colegio de México y estudiosa del panismo, hubo fallas en la política de seguridad, pero el mandatario logró garantizar la estabilidad económica pese a la crisis y recuperar la imagen de la Presidencia de la República como institución central dentro del sistema político; seria, que no está para hacer chistes, como Fox, quien nunca entendió qué es la Presidencia. ¿Y el futuro del calderonismo? Loaeza cree que es la única corriente que cuenta con figuras sobresalientes dentro del PAN, como el mismo Presidente y su esposa. Sin embargo –acota–, elblanquiazul tiene un problema de liderazgos y de falta de personal político. Es difícil anticipar si regresará pronto al poder.
La Jornada, viernes 30 de noviembre de 2012

Lo que calló Benedicto XVI en México

marzo 28, 2012

Lo que calló Benedicto XVI en México

Bernardo Barranco V.

Cuesta entender los silencios del Papa y los escamoteos del Vaticano durante la pasada visita a México. La esquizofrenia de la fe que cuestionó el Papa en el avión, bien podría aplicarse a los propios prelados que conducen desde la curia los destinos de la Iglesia católica. Éstos sufren de una bipolaridad religiosa: por un lado el discurso meloso cristiano y por otro los actos y los hechos. Pareciera que la entrega de las muchedumbres durante esta visita, las burbujas de triunfalismo mediático y efímero, bastaran para eclipsar los casos dramáticos de las víctimas que claman justicia, consuelo y comprensión; acaso tan sólo piden ser escuchadas. A las víctimas de la violencia de una guerra atropellada se suman las víctimas de abuso sexual perpetrado en la propia Iglesia por sacerdotes cargados de patologías, así como los atropellos de burocracias imperturbables. Javier Sicilia fue a Roma a solicitar al Papa comprensión y gestos amorosos para una parte rota de nuestro país. Y ¿cuál fue el resultado final?: nada. Sólo frases acartonadas y recomendaciones de rigor, nada en especial que ponga en apuros a un gobierno cuya cuota de responsabilidad aún está por establecerse.

Pareciera ser que hubo dos visitas. La del Papa festivo, regocijándose con la entrega de miles de mexicanos y la visita de los altos miembros de la curia, negociando prebendas y otros neutralizando supuestas amenazas. Efectivamente Tarciso Bertone expuso ante el gabinete de Calderón, en cena de gala acompañado de altos jerarcas latinoamericanos, la pretensión de la libertad religiosa ante el Presidente, mientras el Papa estaba emulando a Juan Pablo II con multitudes, exclamaba sentirse mexicano. Mientras el Papa en sus recorridos besaba y acariciaba niños mexicanos ante el embeleso de los conductores de televisión, convertidos en improvisados telepredicadores, Federico Lombardi, vocero del Papa, trataba de sofocar una supuesta rebelión de las víctimas de abuso sexual, especialmente perpetradas por Marcial Maciel.

No todas las víctimas mexicanas querían un encuentro con el sumo pontífice, pero demandaban comprensión y sensibilidad. Máxime si el propio Papa había tenido gestos y encuentros con víctimas en otros países como Estados Unidos, Australia, Francia, Alemania, Irlanda, Portugal y hasta la pequeña Malta. ¿Por qué en México no? ¿Acaso no existen víctimas en nuestro país? Quizá Marcial Maciel haya pasado al olvido debido a la corta memoria de los mexicanos. Lombardi ataja, en conferencia de prensa descartó todo encuentro con las víctimas de abuso sexual, porque es un tema que no está en la agenda de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Y en el mismo acto ataca diciendo: Es injusto considerar que el Papa está contra la verdad y la transparencia. Por su parte, en una declaración inaudita para un hombre que creía inteligente, el presidente de la CEM, Carlos Aguiar Retes, justifica el vacío con las víctimas:No, porque nosotros no podemos asumir el liderazgo de algo que no conocemos, mientras las víctimas no aparecen, no se conocen sus rostros, no sabemos quiénes son, cómo lo podríamos hacer, dijo a su arribo al hotel donde se hospedaría en León. Con una expresión considerada de descalificación, sentenció: Son visibles para los medios. Insinúa que las víctimas, productos mediáticos, al no haber solicitado a tiempo el comentado encuentro, tienen la culpa de que no ver al Papa. Uno de los puntos débiles y más vulnerables de la visita papal fue precisamente el tratamiento que se ofrece a las víctimas. El hecho queda registrado en especial por la prensa internacional que ha consignado críticamente la absurda omisión. El arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, asume el costo, pero no es cuidadoso con el manejo de la crisis y muestra o saca a relucir insensibilidad y hasta desprecio por las víctimas. Probablemente Aguiar Retes piense más en su trayectoria como futuro cardenal de México que como pastor compasivo con los sufrimientos de su pueblo.

El sábado 24 de marzo en León, a unas cuadras de la residencia donde el Papa descansaba y a unas horas de su arribo a Guanajuato, se presentó el libroLa voluntad de no saber, editado por Grijalbo. Sus autores, José Barba, Alberto Athié y Fernando M. González, son personas reconocidas por su lucha por desentrañar la verdad sobre el más siniestro depredador sexual del clero mexicano, Marcial Maciel. El texto consta de 212 documentos y más de 600 páginas en que se tipifican los delitos del líder de los legionarios. Son documentos clasificados de los archivos del Vaticano, en particular de la Congregación del Clero, se inscribe en el fenómeno de las fugas de información, llamado Vatileaks, es decir, delicadas y comprometedoras filtraciones de cuestiones candentes del Vaticano. Según los autores, estos documentos inéditos, de haber sido tomados en cuenta a tiempo, podrían haber puesto en cuestión la beatificación de Juan Pablo II. Recordemos hace más de un año, el cardenal Amato, responsable de la causa y de las investigaciones, llegó a afirmar que había profundizado en los archivos en Roma y sólo había encontrado algunas denuncias. La presentación del libro y fue moderada por la periodista Carmen Aristegui y contó con la asistencia de más de cien corresponsales extranjeros que cubrían la visita del Papa a México. El libro no dice nada nuevo acerca de Maciel; sólo confirma lo que todos sabíamos. Su valor radica en que al presentar estos documentos demuestra que el Vaticano ha venido mintiendo de manera sistemática sobre el caso. El Vaticano no sólo conocía las patologías de Marcial Maciel, sino que las protegió y las toleró; altos funcionarios de la curia se dejaron corromper.

El silencio del la Iglesia frente a las víctimas, fortalece la voluntad de no saber. Aunque no conste de manera clara, la visita de Benedicto XVI no ha sido ni tersa ni tan glamorosa como se ha querido vender. El Papa privilegió el contacto y la seducción de los feligreses. Sacrificó contenidos y posicionamientos más profundos sobre la realidad y la cultura mexicana. Sin embargo, la sombra de Marcial Maciel lo ha perseguido en su gira, muy a pesar de sus silencios y omisiones.

La Jornada, miércoles 28 de julio de 2012

Pederastia y política se cruzan en agenda del Papa en México

marzo 21, 2012

La visita papal a México tendrá lugar en pleno proceso electoral y aunque autoridades eclesiásticas insisten en su carácter exclusivamente pastoral, expertos advierten sobre una capitalización del mensaje del Vicario de Cristo por parte de los partidos políticos en campaña.
19 de marzo de 2012Foto: Alessandra Tarantino / AP


México.- ¿Qué esperar de la visita de Benedicto XVI a Cuba y México?

La visita del Papa Benedicto XVI despierta expectativas sobre un cambio en la estrategia vaticana hacia una región clave en el catolicismo mundial que incluya una señal de justicia hacia las víctimas de abuso sexual.

Después de seis años de pontificado, México y Cuba son los primeros países hispanoparlantes que visita Benedicto XVI después de viajar a Brasil en 2007 cuando asistió a la V Asamblea General del Episcopado Latinoamericano (CELAM).

La visita papal a México tendrá lugar en pleno proceso electoral y aunque autoridades eclesiásticas insisten en su carácter exclusivamente pastoral, expertos advierten sobre una capitalización del mensaje del Vicario de Cristo por parte de los partidos políticos en campaña. “Es un momento delicado en el que los mexicanos estamos eligiendo las opciones políticas futuras por lo que afirmar que no tendrá ninguna repercusión política es absurdo”, dice el sociólogo y vaticanólogo mexicano Bernardo Barranco en conversación con Deutsche Welle.

El Papa llegará el viernes 23 de marzo a León, en el central Estado de Guanajuato, el sábado se trasladará a la capital del Estado del mismo nombre y el domingo oficiará una misa masiva en Silao ante unas 700.000 personas antes de reunirse con obispos y representantes de episcopados de México y América Latina. El pontífice de 85 años evitó viajar a la Ciudad de México argumentando su delicado estado de salud.

“El hecho de que venga a Guanajuato, donde dominan los gobiernos panistas, (el gobernante Partido Acción Nacional, PAN, se encuentra en declive en la intención de voto frente al Partido Revolucionario Institucional, PRI) aunado a que dicha ciudad se ha convertido en el núcleo duro del catolicismo mexicano en términos numéricos, hace indudable que la visita tendrá repercusiones políticas“, afirma el experto y añade: “muy probablemente el gobierno de Felipe Calderón espera de las palabras del Papa una especie de bendición o de legitimidad a su política de combate al crimen organizado cada vez más cuestionada”.

MÉXICO, DESGARRADO POR LA VIOLENCIA

El pontífice encontrará un México muy distinto al que conoció su predecesor, Juan Pablo II, que visitó el país en cinco ocasiones. El poeta y escritor mexicano Javier Sicilia ha comparado a México y Centroamérica con el cuerpo desgarrado de Cristo en una carta que ha llevado personalmente a Roma y que entregará a representantes del Vaticano la víspera de la partida del Papa para México. En ella denuncia el clima de violencia y corrupción que impera en el país.

Sicilia, cuyo hijo fue asesinado junto con otros seis jóvenes en el estado de Morelos a manos del crimen organizado en 2011, advierte que según cifras oficiales hay 47.551 asesinados de las formas más horribles y despiadadas, más de 20.000 desaparecidos de los cuales el gobierno no puede dar cuenta de su paradero, más de 250.000 desplazados y migrantes centroamericanos que viven en condiciones inhumanas, aunado a las víctimas que se suman día a día y a un índice de impunidad del 98%.

“Necesitamos palabras de aliento. No hay liderazgos en el país, los religiosos no tienen convicción ni fortaleza, los líderes políticos están desfondados y los medios carecen de credibilidad. Será interesante que venga alguien de afuera y sacuda el tema de la violencia, porque hemos perdido el valor de la vida. Vemos muchos casos de asesinatos cometidos por placer, casos de tortura con afán de gozo”, afirma Barranco.

DESPLOME EN EL NÚMERO DE FIELES

El desplome en el número de católicos en México, país que ocupa el segundo lugar después de Brasil en la catolicidad en el mundo, ha hecho recapacitar la estrategia de Benedicto XVI hacia Hispanoamérica después de haber priorizado la nueva evangelización en Europa durante su pontificado.

“Fueron los censos del 2010 que mostraron una caída estrepitosa del catolicismo en México lo que parece haber reestructurado su agenda”, dice Barranco. El experto advierte que mientras que en 1970 la mayoría de los países latinoamericanos contaban con un número de fieles católicos superiores al 90 por ciento de su población, en los últimos años la cifra ha caído estrepitosamente en México y Brasil, donde la tasa es de 83% y 68% respectivamente.

Según Barranco son muchos los factores que explican la fuga de fieles de la Iglesia Católica y en ello han contribuido tanto los escándalos de pederastia, como el avance de los movimientos religiosos. “Otro motivo es la estructura rígida que ha mantenido la Iglesia en sus principios. No ha logrado una síntesis novedosa entre la cultura moderna y el catolicismo y no ha reaccionado ante las nuevas formas de pareja y prácticas de la sexualidad. Sobre todo las mujeres sienten en el catolicismo una amenaza para su cuerpo y su libertad. Hay una dimensión de culpabilidad, reproche y chantaje hacia la sociedad y eso explica el éxodo de fieles hacia otras ofertas religiosas que aportan una mayor flexibilidad a su sensibilidad”, agrega.

Además el experto advierte sobre la responsabilidad de Benedicto XVI en la caída del número de fieles en el llamado “Continente de la Esperanza” pues su combate sin tregua a la Teología de la Liberación hace veinte años siendo Cardenal Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe dejó a dicha teología en una situación de la que nunca se recuperó y se tradujo en un vacío pastoral que fue llenado por otros movimientos religiosos, sobre todo pentecostales, como “Los testigos de Jehová”.

CASOS DE PEDERASTIA

Un grupo de jóvenes que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes mexicanos esperan entrevistarse con Benedicto XVI al margen de su agenda oficial para reclamar justicia.

Los jóvenes, encabezados por Joaquín Aguilar, que dirige en México la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), organización que ha documentado 130 casos de abusos cometidos por sacerdotes mexicanos, destacan que hasta la fecha ningún clérigo mexicano ha sido arrestado por ese delito.

Pero tal vez el mayor desafío que deberá enfrentar el Papa durante su visita a México es la evidencia que será presentada a través de un libro basado en un expediente secreto al que tuvo acceso el propio sumo pontífice, que documenta que la Iglesia Católica encubrió desde 1944 al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.

“La voluntad de no saber”, que presentarán el catedrático José Barba, una de las víctimas y de los primeros denunciantes de Marcial Maciel, el exsacerdote Alberto Athié y el investigador Fernando González, demuestra que tanto Juan Pablo II como su sucesor sabían del comportamiento criminal del líder de los legionarios y pese a ello lo encubrieron. Barranco, que es autor del prólogo de la obra explica que los responsables de dichos archivos fotocopiaron los documentos dada la fuga “hormiga” de documentos cada vez que un legionario consultaba los archivos. “Así fue como se creó un archivo paralelo que fue entregado por razones de conciencia a las víctimas y que ahora confirma lo que todos sabíamos ya. Que Maciel no solamente era un personaje siniestro, perverso, con un conjunto de patologías indescriptibles, sino que también fue tolerado y protegido por la Iglesia Católica a lo largo de varias generaciones desde los años 50”.

AGENDA POLÍTICA FUERTE

El lunes 26 de marzo, el Sumo Pontífice viajará a Cuba donde visitará Santiago de Cuba y La Habana y acudirá al santuario de la Virgen de la Caridad de El Cobre, la patrona de la nación antillana. Benedicto XVI ha manifestado su disposición a reunirse con Fidel Castro si la salud del Máximo Líder lo permite.

“El tema de la Iglesia Católica en Cuba es un tema central, pues es el espacio de agregación social que da cabida a muchos sectores, es una especie de paraguas”, dice Barranco. El experto recuerda que catorce años después del viaje de Juan Pablo II a la isla, cuando la Iglesia Católica era un reducto muy débil, se ha convertido hoy en día en el espacio de la oposición.

“Hay una Iglesia fortalecida que probablemente juegue un papel importante como lo hizo en las transiciones sudamericanas durante las dictaduras. Se trata de una visita geopolítica con una mayor agudeza que la que realiza a México”, concluye.

Terra, 20 de marzo de 2012


Este país vive una crisis ética sin precedentes

May 13, 2011
Este país vive una crisis ética sin precedentes
Bernardo Barranco V.

Estuve en el Zócalo este domingo 8 de mayo, horas antes de que llegara la caravana encabezada por Javier Sicilia. Desde las dos treinta, con el sol a plomo, escuché los estrujantes testimonios de decenas de personas que, además de haber padecido violencia o pérdidas familiares, sufrieron la corrupción e impunidad de las autoridades; varias veces los ojos se me enrojecieron y la garganta se me apretaba por el llanto contenido. Son testimonios de un país fracturado: ¿cómo es posible haber llegado a esto?, se preguntaba un atormentado padre del estado de Guerrero, que aún busca a su hija desaparecida y que airadamente reprocha el autismo de una clase política aclimatada en el confort de sus privilegios. La gente estaba muy enojada, miles de gargantas coreaban mezclando con despecho entre: fuera y muera Calderón. La dolorosa pérdida de Javier Sicilia es, al mismo tiempo, la experiencia de miles de familias desgarradas que han llorado pérdidas y han cargado con un país torcido. Las víctimas no son sólo aquellos que de manera directa han padecido la violencia y la zozobra, de alguna manera todos hemos sido heridos por una absurda guerra en un México que ha venido perdiendo el rumbo. Vivimos en una crisis ética sin precedentes en este país; el drama de Javier ha detonado una enorme ola social de indignación y hartazgo que va más allá de la inseguridad y de la violencia que ha invadido nuestro entorno cotidiano. Esta ola puede convertirse en un incontrolable tsunami, siguiendo al antropólogo Roger Bartra, de la implosión a la explosión social. Además de reconstruir tejido social, se necesita un proyecto común, como dice Sicilia, que enderece el rumbo de una nación herida.

Es necesario conservar entereza, evitar enrutarse en diagnósticos alarmistas y entender con serenidad los principales ejes de nuestra actual encrucijada. Javier Sicilia apuntó a los responsables de esta madeja, a los señores de la política, los del crimen, y añadiría a los señores del dinero y los señores de los medios. El ciudadano común tampoco puede eximirse de su responsabilidad. Sin embargo, estamos ante una evidente pérdida de autoridad moral de los principales actores que conducen y simbolizan el rumbo de la nación: la Presidencia, los gobernadores, los actores legislativos y de justicia, los empresarios, los líderes gremiales, las jerarquías religiosas. Existe un claro desencuentro político. Es notorio el terreno pantanoso entre la regresión y el dudoso desempeño de las instituciones democráticas, como los tribunales, los institutos electorales, de derechos humanos, de transparencia, los partidos, con la emergencia de una cultura de la invisibilidad. Desde la cañería del sistema se pactan acuerdos, la clase política va tasando la realidad por cuotas de poder, repartos voraces y equilibrios imperfectos. Es el reino de los intereses particulares; estamos bajo el imperio de grupos cuyo móvil es el provecho propio. Sólo hay retazos, parcelas e intereses políticos que se definen desde la lógica electoralista y que están llevando a la deconstrucción de la propia democracia. El narco y la violencia florecen porque la sociedad está fracturada.

La relación entre la ética y la política es un debate antiquísimo; se le ha rehuido por ser uno de los temas más espinosos por la falta de consenso sobre los parámetros del debate público. Es un debate filosófico que se antoja fuera del alcance de nuestra clase política, intelectualmente pobre. La idea de crisis debe hacer referencia a la crisis de valores y a las huellas en la historia del pensamiento, es decir, al incesante cuestionamiento de los valores. Caracterizar nuestra dramática circunstancia como una crisis de ética consiste en tomar una posición con respecto al significado que le atribuye a la ética. En su texto La política como vocación, Max Weber aborda la cuestión definiendo dos vectores, por un lado, lo que llamó la ética de la convicción y la otra, ética de la responsabilidad, esto es, las perspectivas en que se asumen las consecuencias de las decisiones y acciones. La ciencia política ha avanzado mucho en el terreno teórico, por lo que las propuestas weberianas son, para muchos, simplistas. Kant se coloca en el extremo, converge a la idea de que toda la actividad humana práctica debe estar sujeta a un máximo de imperativo moral. Hegel rechaza el moralismo político y la subordinación kantiana de la política a la moral, pretende recuperar la construcción histórica de la subjetividad moral moderna, es decir, la ética. Lamentablemente, la clase política mexicana no cubre estos principios básicos ni mucho menos la vocación de la política como servicio. En su pragmatismo extremo, los políticos profesionales han perdido identidad, tradición y memoria. Los partidos se han mimetizado al grado de que los ciudadanos votan más por las cualidades de los candidatos que por las convicciones o tradiciones políticas. Igualmente la responsabilidad social se ha perdido; nadie se hace responsable de nada ni de sus actos. La impunidad impera. Por ello los testimonios del domingo sobre las víctimas están cargadas, con toda razón, de rabia contenida. El movimiento social que encabeza Javier Sicilia es fundamentalmente ético y, por supuesto, es altamente político. Nos invita a recuperar una tradición perdida y un debate más que necesario de la relación entre ética y política, entre la ética de la responsabilidad y la vocación política.

Schulenburg, el abad de las contrariedades

julio 24, 2009
Schulenburg, el abad de las contrariedades

Bernardo Barranco V.

Guillermo Schulenburg fue abad de la Basílica de Guadalupe durante 33 años. Fue un actor eclesiástico poderoso e influyente en la vida pública de México. Gracias a su estrecha relación con Emilio Azcárraga Milmo, de manera audaz y pionera logra posicionar sus misas dominicales y Mañanitas guadalupanas las madrugadas del 12 de diciembre en la televisión abierta, brincándose toda norma prohibitiva. Probablemente su mayor logro fue haber construido la nueva basílica entre 1974 y 1976, empresa millonaria que sorteó con las aportaciones empresariales y principalmente de los gobiernos de Luis Echeverría y de José López Portillo, en apariencia dos garantes y defensores del Estado laico.

 

Si bien bien en sus memorias se vanagloria de haber pronunciado más de 2 mil homilías ante los 12 o 15 mil peregrinos que acudían regularmente a La Villa, y las casi 100 mil personas que llegan los domingos, Guillermo Schulenburg Prado será recordado más por ser un guadalupano antiaparicionista: el abad que se atrevió a oponerse a la canonización de Juan Diego.

Schulenburg vivió y formó parte del sistema del partido de Estado y del absolutismo presidencialista. Fue heredero de las dotes diplomáticas de Luis María Martínez, arzobispo que supo sacar provecho de la simulación de la separación Iglesia-Estado, que predominó a finales de la década de los años 40.

Era recurrente escucharle que había acompañado en su lecho de muerte a algunos presidentes de México. En uno de sus últimos artículos reprocha a Acción Nacional la falta de resultados en el pasado proceso electoral de 2009; añorante de esos buenos tiempos que vivió, escribió: “Los miembros del PAN poseen una doctrina muy plausible, muy cercana a la católica y valores muy sólidos. La mayoría de ellos van a misa los domingos, pero eso no basta… Lamentablemente, a consecuencia de esa inexperiencia y esa falta de conocimiento –que se deriva quizá de tantos años en la oposición–, el PAN no ha podido sacar adelante al país. México, en ese sentido, sigue dando unos pasos para adelante y otros para atrás” (www.gentesur.com.mx).

La ambivalencia acompañó toda la vida de Schulenburg. Hijo de inmigrante alemán, huérfano a los 12 años, vivió penurias y pobreza; lo encontramos en la década de los 60 en la plenitud de su 50 años, alar-deando parentescos con la nobleza europea de Hannover. Custodio del santuario guadalupano que condensa la religiosidad popular más intensa del continente que practica la gente más humilde, no tiene empacho de darse al mismo tiempo una vida disipada de acaudalado.

Schulenburg reconocía la profunda devoción guadalupana, tan pujante y ardiente que, según él, daba sentido a la identidad y al ethos mexicano; sin embargo, llega a dudar sobre la existencia histórica de Juan Diego y, por tanto, del milagro guadalupano que consistió en el encuentro con María de Guadalupe, encuentro entre dos culturas que para el abad fue más simbólico que real.

Si bien convivió y se mimetizó con las clases de poder y fue capellán de poderosas familias de la elite mexicana, llegó a apoyar causas religiosas progresistas mal vistas por la alta jerarquía, como fueron sus desprendidos apoyos económicos a Cencos, al secretariado social mexicano, al Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas y a obispos como Samuel Ruiz o Sergio Méndez Arceo; incluso llegó a simpatizar y solidarizarse con sectores indígenas de Chiapas, muy a pesar del cerco que el entonces gobierno de Zedillo quiso imponer a la causa zapatista.

Sus mayores escándalos no fueron el reconocimiento de algunos hijos y demandas de paternidad, sino desconocer al indio del Tepeyac. Tenemos presente el testimonio de Javier Sicilia, quien realizó la entrevista original al entonces abad Schulenburg para la revista Ixtus en su número invernal de 1995, donde distinguía, muy de paso, el símbolo religioso guadalupano y sus dudas sobre la existencia de Juan Diego, el personaje histórico. Un año después, el vaticanista Andrea Tornelli, quien se rumora será el nuevo portavoz del Vaticano, publica en 30 Giorni los fragmentos más candentes del diálogo y, descontextualizándolos, cuestiona duramente al abad en momentos en que se desató una batalla entre éste y el nuevo arzobispo Norberto Rivera por el control y los dineros de la abadía.

Refresquemos la memoria para evocar que los Legionarios de Cristo, entonces en el cenit, habían copado y conducido la política comunicativa de Rivera Carrera. La sincronización entre Roma y México, Tornelli-televisoras mexicanas, fueron mediáticamente demoledoras; el linchamiento hacia el abad estaba consumado, su renuncia se hizo formal en septiembre de 1996. Recordemos las interrogantes de Sicilia: “¿Quién hizo llegar a Tornelli esa entrevista que nadie había atendido un año antes? ¿Cuál era el objeto si Juan Diego estaba ya beatificado? ¿Por qué buscar escandalizar la fe del pueblo? Alguien –no diré el nombre de un muy alto funcionario involucrado en el problema– me dijo: fue Norberto y algunos sectores interesados en apropiarse no sólo de la economía de la abadía –por cierto, horriblemente utilizada por Schulenburg–, sino del control de ésta y del propio capital simbólico de Juan Diego” (Proceso 1319, 11/2/02).

Meses antes de la canonización de Juan Diego y seis años después de su renuncia, el propio Tornelli publica una carta interna firmada por varios sacerdotes, entre ellos Schulenburg, dirigida a la Congregación romana de los Santos en la que pidieron sin éxito reconsiderar la santificación.

Schulenburg muere a los 93 años y probablemente se lleve a la tumba cientos de valiosos materiales sobre las apariciones que varias veces amenazó con destruir para no seguir abonando a la polémica (Siempre!)… Y después de todo, ¿dónde quedó San Juan Diego? Creemos que desdibujado por la excesiva comercialización y la incapacidad pastoral de la arquidiócesis. Probablemente Schulenburg tuvo razón.

 La Jornada, miercoles 22 de junio de 2009