Los secretos de la ultraderecha católica
Bernardo Barranco V.
El Yunque es una sociedad semisecreta que nace en México a mediados de los años cincuenta en plena guerra fría, alentada por religiosos poblanos, persigue la finalidad de “instaurar el reino de Cristo en la tierra”. Traducido al leguaje llano, el objetivo del Yunque es incidir en el poder público para instaurar en México un Estado católico. Actualmente detenta importantes niveles de poder e influencia política, económica y religiosa a través principalmente del PAN. Así lo refiere Luis Paredes (alias Enrique Cid) en el libro que acaba de aparecer en los estantes de las principales librerías, titulado “Los secretos del Yunque, historia de una conspiración contra el Estado mexicano”, de la editorial Grijalbo. Digámoslo claro, el texto no aporta datos nuevos ni revelaciones espectaculares a las investigaciones sobre el tema, realizadas por Álvaro Delgado y Edgar Gonzáles Ruiz. Sin embargo, el valor del texto es que es un valioso testimonio de un arrepentido militante yunquista, activo desde 1968, que se atreve afirmar que la organización ha sufrido mutaciones y desviaciones que la coloca por sus métodos de coacción como una asociación de carácter delictivo. El autor revela que el PAN ha tenido tres presidentes surgidos de la organización: Luis Felipe Bravo Mena, Manuel Espino y el actual César Nava. En el poder destacan actualmente, tres gobernadores yunquista en los estados de Guanajuato, Jalisco y Morelos. De ellos, descuella despunta el “gober piadoso” Emilio González quien apoya fervorosamente con recursos públicos la construcción de un megamonumento cristero. Altos funcionarios públicos han surgido de las filas de esta organización católica como Carlos Abascal, Luis Pazos, José Luis Luege Tamargo, Alberto Cárdenas, Cecilia Romero, Ana Teresa Aranda. Y muchos más nombres, entre los que destacan sus verdaderos dirigentes Bernardo Ardavín (Coparmex) y Guillermo Arzac (movimiento blanco).
La ultraderecha católica mexicana, busca instaurar un orden social cristiano. Es heredera de lo que el sociólogo francés, Emile Poulat, denominó el catolicismo social intransigente, cuyas raíces se remontan al rechazo de los valores y sistemas sociales construidos por la modernidad que se sustentan en la racionalidad y en la noción de progreso e individuo. Esta ultraderecha católica es depositaria del radical pensamiento cristero, rabiosamente anticomunista, antiliberal masónico y antijudío. La versión más contundente de este antimodernismo católico es personificada por el Papa Pío IX en su famoso Sylabus de 1864. Ya Guillermo Arzac, en su clásico libro: “La democracia en México”, alertaba con preocupación la reactivación de estos grupos en 1961, que además de exaltar campañas anticomunistas, “cristianismo sí comunismo no”, manifestaban preocupación por la “ profanación de las costumbres” Esa misma matriz intransigente ha llevado a la violencia no solo a grupos de derecha sino a católicos de izquierda. La ultraderecha católica mexicana fue ingeniosamente caricaturizada por el periodista Manuel Buendía, a la que llamó la “Santa Mafia”.
En los secretos del Yunque, Luis Paredes, describe las negociaciones y alianzas con prominenetes políticos priistas que van desde el presidente José López Portillo, Mario Marín hasta Manuel Bartlet; igualmente se develan redes de acción y complicidad con organizaciones afines, destacan las históricas como MURO, GUIA, FUA: Así como las actuales: Pro Vida, Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana (DHIAC), la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), la Unión Nacional de Padres de Familia, Caballeros de Malta, entre otros. Y estrechos contactos con los Legionarios de Cristo y Opus Dei. Del libro se desprende claramente, la lucha por el poder interno. El permanente sabotaje yunquero sobre Felipe Calderón tendiente a debilitarlo y coparlo
En una sociedad mexicana cada vez más abierta y sensible a la globalización de los mercados; una sociedad más plural, diversa y multicultural la propuesta yunquista es no solo anacrónica sino peligrosa porque trata de imponer una sociedad teocrática de pensamiento único que como algunas repúblicas islámicas, reinan el autoritarismo, la intolerancia y el totalitarismo. ¡Qué Dios nos proteja del Yunque!.
Milenio Estado de México, Jueves 26 de noviembre de 2009