La divinidad en busca del rating perdido
Perteneciente a la corriente de las llamadas “iglesias empresariales” conocida como neopentecostalismo, los promotores de “Pare de Sufrir” consideran que la modernidad es una aliada y no un enemigo para lograr la fortuna en esta tierra. Utilizan los recursos de los nuevos géneros televisivos como los talk shows, los reality y los concursos para atraer audiencias y, por supuesto, donantes.
Perteneciente a la corriente de las llamadas “iglesias empresariales” conocida como neopentecostalismo, los promotores de “Pare de Sufrir” consideran que la modernidad es una aliada y no un enemigo para lograr la fortuna en esta tierra. Utilizan los recursos de los nuevos géneros televisivos como los talk shows, los reality y los concursos para atraer audiencias y, por supuesto, donantes.
En el canal 145 de televisión restringida, todas las noches, se transmite un programa financiado por el grupo Monte María, organismo católico creado hace más de dos décadas por el padre Rayito, como se le conoce a su fundador Raymundo Reyna Esteban.
Transmiten la Eucaristía en vivo. En el momento de la “consagración” de la hostia –el sacramento más importante para los católicos– Monte María aprovecha para promover donativos de los televidentes en varias cuentas bancarias.
En el límite de la simonía –el pecado de lucrar con lo sagrado– Monte María es uno de los muchos grupos católicos decididos a emprender la batalla a través de los medios masivos de comunicación, bajo el pretexto de desarrollar la tele-evangelización.
Monte María tiene también página en internet, cuenta en Facebook, Twitter y en prácticamente todas las redes sociales. Para ellos, Dios está en el rating y en los links, al igual que los donativos que, hasta ahora, pocos saben cómo son fiscalizados.
Algo similar realizaba la poderosa empresa brasileña “Pare de Sufrir”, un emporio fundado en 1977 por Edie Macedo, creador de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD). “Pare de Sufrir” llegó a México desde 2001, cuando la Secretaría de Gobernación le otorgó el registro a la URD como asociación religiosa.
La iglesia llenó las pantallas con infomerciales donde siempre aparecía un tele-evangelista que hablaba en portuñol (mezcla de portugués al estilo brasileño y español de talk show) y convocaba a los televidentes a creer en lo sobrenatural, en el Espíritu Santo que todo lo puede y, por supuesto, a realizar donaciones a la obra de Edie Macedo, empresario que según la revista Forbes tiene una fortuna de 950 millones de dólares
“Pare de Sufrir” compró tiempos en radio y televisión. Rentó el teatro “Silvia Pinal” e intentó expandir su imperio en México, al igual que en Brasil, donde posee 50 estaciones de televisión, más de 100 estaciones radiofónicas asociadas y 2 periódicos.
Perteneciente a la corriente de las llamadas “iglesias empresariales” conocida como neopentecostalismo, los promotores de “Pare de Sufrir” consideran que la modernidad es una aliada y no un enemigo para lograr la fortuna en esta tierra. Utilizan los recursos de los nuevos géneros televisivos como los talk shows, los reality y los concursos para atraer audiencias y, por supuesto, donantes.
“La pobreza es del Diablo, no de Dios”, es una de sus máximas. Por supuesto, el principal objetivo es la búsqueda de riqueza para sus creadores. Y si Dios hace rico a la IURD también lo puede lograr con sus feligreses.
El negocio de “Pare de Sufrir” tuvo un tropiezo terrenal en abril de 2012. Tres bancos mexicanos cancelaron las cuentas de este organismo. Las sospechas de fraude y lavado de dinero volvieron a surgir, contra esta empresa que parecía imparable.
La Rosa de Guadalupe y Cada Quien Su Santo
Sin embargo, el gran negocio de la milagrería bajo el pretexto de la fe religiosa es explotado no por las agrupaciones religiosas sino por las dos grandes televisoras del país.
Desde hace más de un lustro, Televisa y TV Azteca compiten por el rating en dos emisiones vespertinas que promueven la idea melodramática de que todos los problemas (adicciones, pobreza, maltrato infantil, violencia, etc.) se puede curar con una intervención divina.
La Rosa de Guadalupe, con un rating promedio de 7.5 puntos, es transmitido todos los días en Canal 2, de Televisa. Su productor Miguel Angel Herrero, aprovecha que el “canal de las estrellas” prácticamente se ha convertido en el dueño de la patente de la Virgen de Guadalupe.
En todas sus emisiones unitarias se presenta alguna historia melodramática. En el momento cumbre, un vapor blanco aparece como si fuera la presencia de la Virgen de Guadalupe y resuelve los problemas de sus protagonistas. No importa lo incoherente o exagerado de la historia. Lo importante es mantener el rating guadalupano.
Sus anunciantes son empresas de CV Directo –propiedad de Televisa– que lo mismo vende mangueras, prendas interiores para mujer que “productos milagro” de Genoma Labb. También se publicita toda la programación de telenovelas y realities de la empresa de Azcárraga Jean.
Una hora antes, a las 16 horas, el Canal 13 de TV Azteca transmite diariamente el melodrama Cada Quien su Santo. Su línea es un poco más creíble que La Rosa de Guadalupe, con una similitud: todo se resuelve si nos acercamos a nuestro santo.
“Los santos viven con nosotros, ya sea en una estampita guardada en un monedero, en una esquina de la colonia o en donde usted quiera”, advierte la publicidad de esta emisión, con un rating promedio de 3 puntos.
Ni La Rosa de Guadalupe ni Cada Quien su Santo pretenden darle credibilidad a sus emisiones. Se trata de moralizar con supuestas anécdotas de temas de actualidad como la drogadicción, el desempleo, la violencia de género, la pobreza, etc. Todo se resuelve si uno se encomienda a la divinidad.
En algunas emisiones se promueven centros de rehabilitación para jóvenes con problemas de adicción a la mariguana o al alcohol. Pero el “milagro” mayor siempre lo ejecuta la Virgen o el Santo a quien te encomiendes.
La divinidad en busca del rating perdido (Segunda Parte)
Jenaro Villamil
Segunda parte del reportaje publicado originalmente en Proceso No. 1911.
La fe en el cuadrante
El negocio de la fe es una mina de oro aún por explotar entre las cadenas televisivas y radiofónicas. Hasta 2007 se identificaron en el cuadrante radiofónico cerca de 73 programas de contenido religioso, tan sólo en el Valle de México, según una investigación de la profesora Margarita Reyna Ruiz, de la UAM-Xochimilco. Se calcula que al cierre del 2012 la mayoría de las emisiones cambiaron, pero el número de programas y horas superaron las 200 horas semanales de producción.
En el Valle de México, los grupos radiofónicos que difunden este tipo de emisiones son Núcleo Radio Mil, ABC Radio, Radio Centro, Grupo Rasa, Radio 1440, Radio 620, Reporte 98.5, entre otros. Los nombres de algunas de estas emisiones dan una idea de por dónde está el negocio de la fe:
Cordón de Amor, La Voz de la Alianza, Momento Decisivo, Pare de Sufrir, El Farol, Jesucristo, la Respuesta Segura, La Hora Pontificia, Santa María de Guadalupe Siempre con Nosotros, Homilía Dominical, El Pulso del Papa, Misa Desde la Basílica, Lluvia de Bendiciones, La Hora de la Promesa, entre muchos otros.
El único programa de Grupo Radio Centro que analizaba las religiones desde un punto de vista informativo y sin afanes de lucro era el conducido por el especialista Bernardo Barranco, Religiones del Mundo, censurado por la radiodifusora, a raíz de una serie de entrevistas en otros medios donde Barranco criticó a los Legionarios de Cristo.
La investigadora Reyna Ruiz afirmó que la Iglesia Católica no necesita invertir en programas religiosos porque “siempre hay promoción voluntaria de los concesionarios”. Más bien, advierte, son los jerarcas católicos quienes promueven la cancelación de emisiones de iglesias protestantes y de otras denominaciones no cristianas.
Reyna Ruiz también indicó que hay emisiones dedicadas a la venta de productos, como el caso de Promofertas Cristianas, transmitidas en Grupo Siete, con presencia en ciudades de la frontera norte del país, zona natural donde han proliferado este tipo de emisiones.
Para la investigadora, la mayor presencia de las agrupaciones religiosas en medios electrónicos “requiere de hacer transparentes y públicos, por ejemplo, los criterios para autorizar estas emisiones, pero también hacer claras y precisas las reglas de acceso y operación del espacio radioeléctrico, en cumplimiento de un Estado de derecho que se supone garantizaría, entre otras cosas, condiciones de equidad en las que distintas agrupaciones sociales, entre ellas las religiosas, pueden realmente acceder a los medios electrónicos más allá de lo que su posibilidad económica les permita contratar”.
La recién aprobada reforma constitucional en materia de radiodifusión y telecomunicaciones deberá regular este tipo de emisiones, en leyes secundarias que sustituirán a la Ley Federal de Radio y Televisión, promulgada en 1960, y a la Ley Federal de Telecomunicaciones, de 1996.
No queda claro si la Secretaría de Gobernación, a través de la subsecretaría de Asuntos Religiosos o de la dirección general de Radio, Televisión y Cinematografía continuará con sus atribuciones para autorizar las transmisiones de “acto de culto religioso”.
Tampoco queda claro si las reformas recientes promoverán o serán obstáculos para la diversidad religiosa. La posibilidad de que puedan poseer concesiones de radio y televisión abre la caja de Pandora para fenómenos nunca antes visto como la construcción de emporios mediáticos como “Pare de Sufrir”.
En el limbo legal actual, las religiones y sus promotores continuarán haciendo el negocio con la divinidad y con el rating.