¿Porqué el Papa Francisco inquieta a los conservadores?
Por Bernardo Barranco
Mientras en México la cobertura mediática seguía a detalle la crisis económica griega y se remata con la fuga del capo mexicanos más temible, Chapo Guzmán; en Sudamérica, en cambio, pasó un torbellino religioso llamado Papa Francisco. Lamentablemente no tuvo la cobertura necesaria en nuestro país porque la gira del Papa por Ecuador, Bolivia y Paraguay levantó muchas expectativas, polémicas e interrogantes. Los medios se contentaron de relatar los sucesos quizá más banales como el crucifijo que le regaló Evo Morales al Papa, la hoja de cocaína que el papa mascaría a su llegada a Bolivia, etc. Sin embargo quedaron fuera cuestiones sustanciales como la interacción del Papa Francisco con las coyunturas políticas locales, los temas que planteó no solo religiosos sino especialmente sociales. En otros artículos he relatado, cómo de manera radical, Francisco, reivindicó a los pobres, marginados, indígenas, presos y enfermos. Su visión crítica de los grandes poderes financieros, tecnológicos y de consumismo de los países poderosos que también doblegan las resistencias de la madre naturaleza.
Sus discursos han despertado críticas severas como la realizada por la cadena de televisión norteamericana Fox Center que calificó a Francisco como la “mayor amenaza mundial”. Actores religiosos cuestionan el supuesto radicalismo del Papa para deslegitimar sus intenciones de reforma curial. Y muchos otros actores que le reprochan al Papa que arremete con excesiva enjundia la estructura de poderes de las economías más desarrolladas del planeta. Francisco se ha defendido indicando que solo ha utilizado los principios doctrinales de la Iglesia en materia social. Así lo dijo explícitamente en su vuelo de regreso ante los periodista acreditados. Mientras sus detractores, dentro y fuera de la Iglesia, lo califican de izquierdista, peronista, populista o nostálgico. Sus acusadores pasan por alto, o deliberadamente son omisos, que el Papa Bergoglio está en sintonía con el corpus de la doctrina social de la Iglesia o como también se le conoce como la Enseñanza Social de la Iglesia, que tiene fuerte componentes antiliberales y antimodernos. Es decir, la Iglesia ha sido una radical y acérrima cuestionadora de los principios de la racionalidad económica, política y cultural de la modernidad sea en su versión liberal capitalista como de la variación socialista. Una exalta el mercado la segunda el Estado. San Pío IX condenó en 1886 al liberalismo y excomulgaba aquellos católicos que abrasaran los ideales de la libertad. León XIII y Pio XI condenaron las ideas comunistas de esa misma modernidad. Este corpus doctrinal ha evolucionado pero ha cambiado poco y cada Papa aporta su propio matiz. Por ejemplo Juan Pablo II destinó gran parte de sus energías para combatir el socialismo real hasta la caída del muro de Berlín; su sucesor Benedicto XVI arremete contra la modernidad global en materia de moral y ética condenando el aborto, la homosexualidad, el control natal y las nuevas parejas. Ahora el Papa Francisco, cuestiona de fondo el sistema económico mundial acusándolo de excluyente, empobrecedor y depredador de la naturaleza o casa común.
Para muchos observadores, Francisco es heredero de la sensibilidad de los países pobres. Donde los principios religiosos están arraigados en el conjunto del qué hacer humano, en especial la política. En Argentina Bergoglio simpatizó con teología del pueblo, del teólogo Lucio Gera y del historiador uruguayo Methol Ferré. Uno de sus discípulos Guazmán Carriquiri es uno de sus principales asesores para América Latina e incluso le acompañó todo sonriente en su gira sudamericana. Es una variación de la teología latinoamericana de la liberación no marxista que reivindica la cultura y la dignidad de los pobres, no como clase sino como pueblo. Se le conoce también como Teología de la cultura popular.
Independientemente de la raíz teológica e ideológica, habría que preguntarse ¿por qué Bergoglio es tan popular? porque representa el anhelo de cambio. Encarna la posibilidad de un cambio profundo tanto en las estructuras de la Iglesia como en la realidad secular en especial las injusticias del sistema económico.
En la historia reciente de la Iglesia ha habido Papas conservadores y reformistas; reaccionarios y moderados. Todos en el marco de los principios y dogmas tradicionales de la Iglesia. Francisco se presenta como un Papa innovador y reformista que desde la sensibilidad del sur cuestiona la lógica de un sistema que deshumaniza a la persona; es un Papa la rebelde que llama a la resistencia activa y propone que los pueblos se conviertan en sujetos históricos.
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